Tras siete jornadas de salidas nocturnas a visitar zonas de
alimentación sin más resultado que un par de avistamientos aislados y sin
opción a captura, programábamos una salida a la Reserva de Saja con esperanzas
de encontrar becadas debido a que las condiciones meteorológicas parecían
propicias para la entrada de estas.
En medio de un fuerte temporal de viento lluvia y granizo,
llegábamos a la primera pradera a prospectar a eso de las 21:00 y en unos
minutos el material estaba listo para empezar. Después de encender el foco y
nada más abandonar el coche, una becada volaba a diez metros de nuestra
posición. Buena señal.
Unos veinte metros más adelante entre unos juncos arrancaban
dos más sin darnos tiempo a avistarlas antes de emprender su huida.
Buscamos con detenimiento entre los juncos y ahí estaba la
cuarta de la noche. Tras una breve aproximación conseguíamos capturar la que
sería la primera de la campaña, una juvenil precoz de 340gr.
Una vez anillada y recogidos los datos, reanudábamos la
búsqueda y al poco tiempo conseguíamos localizar una pareja. Nos decantábamos
por capturar la más cercana a nosotros y en un momento estaba en la red. Así
fue avanzando la jornada hasta capturar un total de cinco becadas en la primera
pradera. Nos llamaba la atención el hecho de que todas ellas, excepto las tres
primeras que escaparon porque nos acercamos demasiado sin percatarnos de su
presencia., toleraron bastante bien la aproximación.
A las 23:50h cambiábamos de zona y nos dirigíamos a la
segunda pradera escogida. Al aproximarnos a la misma observamos que se
encuentra cubierta por una capa de unos cinco centímetros de nieve y granizo.
Una vez reemprendida la búsqueda no transcurrió mucho tiempo
cuando de nuevo aparecían las becadas, un total de tres en la misma zona
separadas por una veintena de metros. Rápidamente nos disponíamos para la
aproximación pero en esta ocasión el ruido generado por el granizo crujiendo
bajo nuestros pies hacía que se mostrasen más nerviosas que las anteriores
apeonando continuamente, lo que, unido al fuerte viento que impedía situar la
caña para dejar caer con la precisión suficiente para su captura, hizo que
escapasen sin darnos opción.Unos cientos de metros más adelante de nuevo teníamos becadas a la vista, cuatro en esta ocasión. Y otra vez el crujir de nuestras pisadas fue espantando una a una hasta que la cuarta y mas alejada consintió inmóvil que la capturásemos. Una becada adulta de 400gr de peso y que nos sorprendía por sus dimensiones y la tranquilidad con que soportó la captura y posterior manejo. Con ella cerrábamos una noche espectacular en la que pudimos localizar 16 sordas y anillar 6 en un estreno de campaña realmente excepcional.
Eduardo Gutierrez González. Equipo cántabro.